lunes, 7 de agosto de 2017

Cara a cara con el Minotauro

Esta semana he disfrutado de una noche de mitología clásica en un marco incomparable. Con ruido de mar de fondo, en un teatro que batalla contra el tiempo desde el siglo II a.c., además se trataba de uno de mis temas griegos favoritos, “El laberinto del Minotauro”, que contiene todo lo necesario para ser una obra tanto épica, con viaje iniciático, héroe legendario, dudoso futuro… así como sirve de viaje interior, filosófico y autorreflexivo, entrar al laberinto, enfrentarte a tus propios miedos, encontrarse cara a cara con la bestia....

Si me remito a mi iconografía particular el Minotauro siempre fue mi animal simbólico, la bestia encerrada en el laberinto, pero no como la pinta la mitología, más bien como lo hace Borges, o mejor aún como lo hace Cortázar, ilustres escritores también de mi historia personal que trataron con maestría el mismo tema acomodándolos a sus personales métricas.

Por eso llevo todas las noches de esta semana, pasando ya de las tres, vagando tras mis palabras y mis trazos, viendo aún al Minotauro persiguiendo sombras en el laberinto y escribiendo versos en cada esquina, como la figura del buscador enfermizo, del poeta encerrado en su cárcel de papel. Tras de él la figura de Teseo, el héroe, el castrado que todo lo toma a fuerza de espada y sacrificio y que a la postre, le pese a quien le pese, resulta vencedor, y un tercero, el invisible, el creador, el que olvidó todo el mundo, Dédalo, el genio inventor, el que fue víctima de su propia genialidad, y por su genialidad perdió a su hijo. Y Ariadna, la seductora, la salvadora, la que vende a su hermano por su libertad, y Pasifae y Minos, Caronte, las moiras,…


La mitología está llena de referentes, personajes duros, trabajados por las columnas del tiempo, que guardan en sus historias verdades veladas. Y vuelvo a sentirme una vez más Minotauro, el que yo me imagino, y vuelvo a ver su sombra detrás de cada esquina del laberinto que ando hacia adelante y hacia atrás, esperando de nuevo, una y otra vez, la espada de Teseo que lo mate por fin, o lo devuelva a la vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario